Mitos sobre el ejercicio y el cáncer de mama

¿Es Seguro Hacer Ejercicio durante el Cáncer de Mama? Uno de los mitos más comunes es que el ejercicio puede ser perjudicial para las pacientes con cáncer de mama. Sin embargo, varios estudios han demostrado que la actividad física adaptada y supervisada puede ser segura y beneficiosa para estas mujeres. De hecho, el ejercicio puede ayudar a reducir la fatiga, mejorar la calidad de vida y aumentar la fuerza muscular.

¿El Ejercicio Aumenta el Riesgo de Metástasis? Otro mito frecuente es que el ejercicio puede aumentar el riesgo de que el cáncer se propague. No hay evidencia científica que respalde esta creencia. De hecho, estudios han mostrado que el ejercicio puede tener un impacto positivo en la función inmunológica y en la reducción del riesgo de recurrencia.

¿El Ejercicio Empeora el Linfedema? El mito más mito de todos y que merece una mención especial es seguramente el que nos dice que el ejercicio empeora el Linfedema y debemos desmentirlo rotundamente.

El linfedema es una preocupación común para las personas que han sido tratadas por cáncer y que experimentan hinchazón y retención de líquidos en ciertas áreas del cuerpo. Sin embargo, contrariamente a algunos temores, el ejercicio físico adaptado puede ser beneficioso en el caso del linfedema.

El ejercicio ayuda a mejorar la circulación linfática y favorece la eliminación del exceso de líquido acumulado en los tejidos. Además, el fortalecimiento muscular que proporciona el ejercicio puede ayudar a reducir la presión en el sistema linfático y a mejorar el drenaje linfático. Es importante, eso sí, que las personas con linfedema realicen ejercicios específicos y supervisados por profesionales capacitados en ejercicios adaptados a su condición para evitar complicaciones.

Mitos sobre el cáncer de mama y el ejercicio: Lo que necesitas saber

El cáncer de mama es una de las enfermedades más comunes entre las mujeres a nivel mundial. A lo largo de los años, ha surgido mucha información sobre su prevención, tratamiento y recuperación. Sin embargo, no toda esa información es correcta, y esto incluye muchos mitos sobre el papel del ejercicio físico en personas diagnosticadas con cáncer de mama. A continuación, desmitificamos algunos de los errores más comunes y aclaramos la relación entre el cáncer de mama y la actividad física.

Mito 1: “El ejercicio es peligroso para las personas con cáncer de mama”

Este es uno de los mitos más difundidos, y muchas personas creen que el ejercicio puede ser perjudicial para quienes están atravesando el tratamiento del cáncer de mama. La realidad es que el ejercicio controlado y adaptado a las necesidades de cada paciente puede tener numerosos beneficios.

Diversos estudios han demostrado que el ejercicio puede ayudar a mejorar la calidad de vida, reducir la fatiga y la depresión, e incluso mejorar los resultados del tratamiento. Siempre es importante consultar con un médico antes de iniciar cualquier programa de ejercicio, pero en la mayoría de los casos, el movimiento es una herramienta poderosa en la recuperación.

Mito 2: “El ejercicio aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de mama”

Esta afirmación es falsa. El ejercicio regular, en realidad, puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar cáncer de mama. Mantenerse físicamente activo reduce la cantidad de grasa corporal, lo que puede disminuir los niveles de estrógenos y otras hormonas que están vinculadas al desarrollo de este tipo de cáncer. Según la Sociedad Americana contra el Cáncer, las mujeres que realizan actividad física regularmente tienen entre un 10% y un 25% menos de probabilidades de desarrollar cáncer de mama en comparación con aquellas que llevan una vida sedentaria.

Mito 3: “Si tienes cáncer de mama, es mejor descansar y evitar el esfuerzo físico”

Aunque es comprensible que, tras un diagnóstico de cáncer de mama, algunas personas puedan sentir que lo mejor es descansar, la evidencia sugiere lo contrario. El descanso excesivo puede llevar a la pérdida de masa muscular y a un aumento en los niveles de fatiga. El ejercicio moderado, como caminar, realizar yoga o nadar, puede mejorar la resistencia, reducir la fatiga relacionada con el cáncer y mejorar el estado de ánimo general.

La clave está en adaptar el ejercicio al estado físico de la persona, y siempre hacerlo bajo la supervisión de un profesional de la salud.

Mito 4: “Solo el ejercicio intenso es beneficioso para reducir el riesgo de cáncer de mama”

Este mito subestima el poder del ejercicio moderado. No es necesario realizar entrenamientos intensos para obtener beneficios en la prevención o durante la recuperación del cáncer de mama. Actividades como caminar, andar en bicicleta, nadar o hacer yoga pueden ser igualmente efectivas para reducir el riesgo y mejorar la salud en general.

Lo importante es la consistencia. Realizar entre 150 y 300 minutos de ejercicio moderado a la semana puede marcar una gran diferencia en la salud física y mental.

Mito 5: “El ejercicio solo es útil en la etapa de recuperación, no durante el tratamiento”

Aunque muchas personas creen que el ejercicio solo debe comenzar después del tratamiento, los estudios han demostrado que mantenerse activo durante el tratamiento del cáncer de mama tiene múltiples beneficios.

El ejercicio puede ayudar a mitigar algunos de los efectos secundarios del tratamiento, como la fatiga, el dolor, la ansiedad y la depresión. Además, favorece el bienestar emocional y mejora la calidad del sueño, aspectos fundamentales para la recuperación. Siempre es esencial trabajar junto a un equipo médico para adaptar el programa de ejercicios a la situación particular de la paciente.

Beneficios del ejercicio para personas con cáncer de mama

El ejercicio ofrece múltiples beneficios para quienes están luchando contra el cáncer de mama, entre ellos:

Mejora la salud cardiovascular y la resistencia.

Aumenta la fuerza muscular, lo que ayuda a prevenir la pérdida de masa muscular durante el tratamiento.

Reduce la fatiga relacionada con el cáncer.

Mejora el estado de ánimo, reduciendo los síntomas de depresión y ansiedad.

Ayuda a mantener un peso saludable, lo que puede ser crucial para reducir el riesgo de recurrencia del cáncer.

Fortalece el sistema inmunológico, lo que puede ayudar al cuerpo a tolerar mejor los tratamientos.

Conclusión

Los mitos sobre el cáncer de mama y el ejercicio han llevado a la confusión y a decisiones poco informadas. La verdad es que, bajo supervisión médica, el ejercicio puede ser una herramienta poderosa en la prevención, tratamiento y recuperación del cáncer de mama. Mantenerse activo, incluso de manera moderada, ofrece grandes beneficios físicos y emocionales que contribuyen a mejorar la calidad de vida de las pacientes.

Si tú o un ser querido está atravesando esta enfermedad, consulta a un profesional de la salud para diseñar un plan de ejercicios adecuado y personalizado. ¡El movimiento es salud! 💪

Fuentes recomendadas:

• Sociedad Americana contra el Cáncer

• Instituto Nacional del Cáncer

• Breast Cancer Research Foundation

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